Japón tiene problemas para sacarse efectos de mayor impuesto
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La economía de Japón continuó teniendo problemas en julio para sacarse los efectivos disruptivos del alza en el impuesto a las ventas implementado tres meses antes, sugirió información gubernamental publicada el viernes.
La mayoría de las mediciones de producción industrial, gasto de los consumidores, precios y desempleo estuvieron por debajo de los pronósticos, y en algunos casos empeoraron frente a meses previos. Juntas crearon un panorama de una economía que ha ganado poco impulso a pesar del agresivo apoyo de las políticas de estímulo del gobierno conocidas como Abenomics.
Quizás los resultados más desalentadores fueron los del gasto del consumidor, que habían estado repuntando luego de la fuerte caída en abril. Las ventas de retail bajaron 0,5% en julio, mientras que una medida más amplia del gasto de los hogares descendió 0,2%.
El mal tiempo fue en parte responsable, según los economistas. Los tifones han alejado a más gente de las tiendas que lo normal durante el verano boreal. Pero algunos apuntaron al efecto destructivo de la inflación, que ha sido amplificado por el incremento de 3 puntos porcentuales en el impuesto al valor agregado.
“Es importante reconocer que el alza del IVA ha tenido un efecto material sobre los niveles de ingreso real, sugiriendo que el gasto ahora está siendo contenido en gran parte por un declive en el poder adquisitivo real”, afirmó Hiromichi Shirakawa, economista jefe para Japón de Credit Suisse.
Los precios de los consumidores escalaron 3,4% en julio en comparación con un año atrás, incluyendo el impuesto agregado. Al no considerar el efecto del gravamen y el impacto de los volátiles precios de los alimentos frescos, la inflación subyacente fue de 1,3%, el mismo nivel que junio.
El Banco de Japón (BoJ, su sigla en inglés) está enfrentando un dilema. La dramática expansión monetaria en la que se embarcó en abril del año pasado ha sido exitosa en revertir la persistente deflación de los precios al consumidor.
Pero la inflación es a la vez muy alta y muy baja: muy alta porque los salarios no han mantenido el ritmo con el incremento de los precios, dejando peor al trabajador promedio; pero también muy baja, porque el BoJ cree que incluso aumentos más grandes de los precios son necesarios para mantener al país lejos de la deflación.
En tanto, la producción industrial creció 0,2% frente a una expectativa de 1% y el desempleo se elevó a 3,8%.